Pinches góticos, succionan de genialidad y autenticidad todo lo bueno de este mundo. Tan bonitos que son los cuervos, los cuentos de Poe y los poemas de Tim Burton. Han enrarecido tanto el ambiente y su pateticidad al consumir esas obras ya forma parte del subconciente colectivo al punto de que hoy día no puedo leer a Poe o dibujar cuervos en mis libretas en paz sin sentir que de pronto me van a salir sombras negras alrededor de los ojos o que mi mochila se va a convertir en un morral de Jack. Pinches darketos.

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