Creo que es hora de que lo sepan de una buena vez, mejor se los digo yo para que no les lleguen con sucios chismes: Ando con Squirtle. Antes de que hablen, cerdos prejuiciosos, he de decir que es una relación inocente.
De verdad lo quiero y eso, pero nos entendemos hasta donde podemos porque el es, pues eh, un pokemon y yo un robot. Y no, no soy un pervertido, nadamás nos agarramos de la mano o el me abraza o nos vamos al parque en donde yo hago burbujas con mi pipa de burbujas y el hace burbujas con su boca, porque esa es una de las ventajas de ser un Squirtle, las burbujas por la boca.
Lo beso en su frente gigante de tortuga antes de irnos a dormir y el me despierta por las mañanas gritando una y otra vez "squerol". Me moja la cara para despertarme y en ese momento lo odio por eso, pero si no lo hiciera no me levantaba nunca jamás en la vida.
Cuando se enoja se mete en su caparazón y lo empiezo a picar con un palito hasta que se enoja y saca la cabeza para echarme agua de la boca. Luego los dos nos reimos y se le olvida que estaba enojado.

Hoy Juan me preguntó oportunamente qué voy a hacer si Squirtle evoluciona. Le dije que yo iba a evolucionar junto con el, pero si no (porque no todos los pokemons evolucionan), yo lo iba a seguir queriendo de todas formas, siempre el cuando me siguiera queriendo.

Por eso Squirtle y yo disfrutamos todos los días que estamos juntos, porque uno nunca sabe si mañana el ya no va a estar o yo ya no voy a estar. Puede que no y que sigamos juntos para siempre y eso sería lo mejor que podría pasar, pero por si no, valoro mis días con el pequeñín. Ayer comimos nieve debajo de un arbol en el lecho del río. Hoy caminamos por la lluvia. Mañana a ver que hacemos.

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